Otra razón es que, a diferencia de lo que puede ocurrir en el mundo de la "alta literatura", en su reaccionar al flujo que recibe de productos mercantiles fabricados industrialmente, la ocupación principal del crítico (y del) aficionado es separar la comida de la basura, marcar una línea que separe con cierto éxito lo tolerable de lo inaceptable. Encontrar lo nutritivo dentro de lo tolerable, y luego lo perdurable dentro de lo nutritivo, es más una cuestión de decantación por el tiempo y por la "sabiduría colectiva", habida cuenta de que la elucidación de un nebuloso canon del género se basa menos en un corpus constructivo de análisis críticos que en lo que diga la mente colmena.
Esto último más en España que en EE.UU., claro, ya que aquí tales análisis son sencillamente inexistentes.
Y la herramienta básica para distinguir la basura de la comida es la coherencia argumental. Coherencia argumental del tipo siguiente:
So they land, after having found the alien spaceship by looking out of the window, and drive over to it in a secure looking all terrain vehicle, into which they could have all fitted comfortably. Instead of all fitting into it comfortably, however, two of them decide to ride over in space bikes, because if they hadn’t done so, there’s no way they could have got separated from the main party.Es como quien mete una varilla en el depósito de aceite del coche y ve que no hay; pues tampoco hace falta perder el tiempo montándose. En la visión generalmente aceptada, no basta que el coche sea muy bonito y venga con tapicería de cuero; tiene que llegar de un punto A a un punto B sí o sí.
En un contexto académico, una metodología que describiera y valorara una obra literaria exclusivamente desde el punto de vista de la coherencia argumental sería quizás impensable, monstruosa. No solo porque se entiende que el argumento está, en general, subordinado a aspectos temáticos, estilísticos o de innovación técnica, sino por la constatación de que en ocasiones las cosas ocurren incongruentemente adrede. Dentro del posmodernismo, puede ser así por parodia, por "transgresión emancipatoria de las metanarrativas de la modernidad", como ejercicio con un mensaje metaficcional, o simplemente porque al autor le sale de las narices.
En cambio, esa metodología falsacionista existe, como vimos al enlazar a las videorreseñas de Mike Stoklasa, y con los blogs se está extendiendo. Digo "falsacionista" porque se basaría en que la incoherencia argumental por sí sola descalifica a una obra; pero la coherencia argumental no sirve para demostrar que es buena, claro, así que la calidad de la obra se puede falsar pero no se puede verificar.
Henry Rothwell (2012). Prometheus: an archaeological perspective (sort of). Digital Digging.net, blog, 6 de junio de 2012.
¡Y en un blog de arqueologia! :)